Jesús entendió que el mundo que Dios ama es el mundo de las personas que sufren. Como su Padre celestial, Jesús amó a las personas y explicó por qué sufren. Él dijo al hablar del archienemigo de la humanidad, Satanás: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir” (Juan 10:10). Jesús vio a la gente bajo la opresión del mal y en necesidad de liberación. Él los vio como “ovejas sin pastor”, enfermos, oprimidos, y moribundos. Se nos dice en Mateo 9:36 que “al ver las multitudes, tuvo compasión
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